La botella de vino, el envase que cambió la historia.

historia botella de vino 

Las botellas de vidrio nos permiten desde hace cientos de años almacenar y madurar el vino. Pero, ¿Te has preguntado alguna vez cuál es su origen? ¿Por qué tiene esa forma, ese tamaño o ese color?

A lo largo del post de hoy veremos los orígenes de la botella de vino en la Roma imperial, allá por XVII, hasta nuestros días.

El vino se ha consumido desde mucho antes de la aparición de las botellas incluso mucho antes de la aparición del vidrio. Anteriormente el vino se almacenaba en barricas y antes de eso en ánforas de arcilla y barro. En las civilizaciones romana y griega las ánforas de arcilla fueron el recipiente más extendido durante siglos ya que anteriormente usaban en el antiguo Egipto y otras civilizaciones previas a la romana y a la griega. Si quieres saber más sobre sus orígenes y la posterior aparición de las barricas de roble, échale un vistazo a nuestro especial Historia de las barricas de roble.

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El caso es que a lo largo del siglo XVII, el vino comenzó a ser una bebida más selecta, consumida sobre todo en celebraciones y banquetes. Por lo cual se precisaba de otro tipo de envase más sencillo de manejar en los hogares.

Aunque su irrupción sucedió en el siglo XVII, lo cierto es que la aparición de las botellas de vidrio fue resultado de siglos de evolución que se remontan a la Venecia del siglo XIII donde estudiosos y científicos empezaron a estudiar el vidrio. Aprendieron primero su composición y posteriormente a manipularlo.

Las botellas que por aquel entonces se elaboraban, (decimos elaboraban porque en esa época todavía no se fabricaban a nivel industrial) no tenían la misma forma que las botellas que conocemos actualmente. En esa época, las botellas eran más redondas y las paredes de la botella, por lo general eran mucho más finas, ya que se hacían con la técnica del vidrio soplado.

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Más adelante, cuando empezó el consumo del Champagne y otros vinos espumosos, las técnicas de fabricación tuvieron que mejorar y evolucionar para que estas pudiesen soportar la presión producida por el gas carbónico tan característico de este tipo de bebidas. No fue hasta un siglo despúes, XVIII cuando se empezaron a fabricar botellas más alargadas.

En cuanto a la capacidad de las botellas 750ml, existen varias teorías. Se dice por ejemplo que paras los romanos del siglo I, la ración diaria de vino mezclado con agua que se consumía por persona era de 750ml. Otra teoría dice que  los sopladores de botellas de aquella época, podían fabricar botellas de entre 700 y 800ml de una soplada, pero si fuesen de mayor tamaño y tener que tomar aire de nuevo, harían que el proceso fuese mucho más lento y trabajoso.

De todas las teorías la más aceptada es la que se instauró en la época medieval. Durante esa época la medida estandarizada era el galón inglés. 750ml es la quinta parte de un galón inglés. Fue entonces cuando los comerciantes se dieron cuenta de que esa medida era perfecta para el transporte, almacenaje en grandes cantidades que luego se transportaban en carretas y para la venta.

No fue hasta 1821 cuando H. Ricketts & Co. Glass Works Bristol patentó el método de elaborar botellas de vidrio de forma mecánica y como así nació la botella de vino que hoy en día vemos en todos los supermercados.

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En 1970 a través de un tratado internacional, se estableció la medida de 750ml para el comercio del vino. Posteriormente hemos visto la aparición de otros formatos de botella, como la magnum o las botellas de medio litro, pero esto ya han sido cuestiones de puro marketing.

¿Y el color? El color oscuro verdoso característico de las botellas de vino tiene la intención de preservar las características del vino y evitar que la luz lo estropee. Tras varios estudios se llegó a la conclusión de que el color verde es el color que mejor tapa los rayos ultravioletas del sol.

El corcho también es uno de los elementos clave que forman parte de la botella de vino. Hasta el siglo XVII las botellas de vidrio se tapaban con tacos de madera recubiertas con fibras aceitadas. Fue el monje Dom Perignon quien a través de sus estudios descubrió el método más efectivo para tapar las botellas de champagne, sin que estas estallasen por la acción producida por el gas. Y así es como descubrió el corcho de alcornoque que hoy día conocemos para todas las botellas de vino y champagne. Curioso además que Portugal y España sean los principales productores mundiales de corcho, debido a la gran cantidad de bosques de alcornoque que tenemos en la península.

Antes de que apareciesen las botellas de vidrio, el vino se almacenaba en recipientes donde quedaba muy expuesto al oxígeno. El vino se oxidaba muy pronto, por lo que había que consumirlo pronto.

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Con la aparición de las botellas de vidrio, el vino se pudo almacenar durante más tiempo sin que sus propiedades químicas se viesen alteradas. Al dejar almacenado el vino más tiempo en botellas, la gente empezó a darse cuenta que el vino sabía y olía mejor.

Es entonces cuando se hizo popular entre las altas clases guardar las botellas de vino en cuevas y experimentar con el envejecimiento de estas. Otra parte más de la interesante historia de las botellas de vino.